2:2 ‘Estoy enterado de todo lo que haces, y sé que por obedecerme has tenido muchas dificultades. También sé que las has soportado con mucha paciencia, y que rechazas a los malvados. Has puesto a prueba a los que no son apóstoles pero dicen serlo, y has demostrado que son unos mentirosos.
2:3 Has sido paciente, y por obedecerme has sufrido mucho. Pero aun así no te has cansado de obedecerme.
2:4 ’Sin embargo, hay algo que no me gusta de ti, y es que ya no me amas tanto como me amabas cuando te hiciste cristiano.
2:5 Por eso, acuérdate de cómo eras antes, y vuelve a obedecer a Dios. Deja de hacer lo malo, y compórtate como al principio. Si no lo haces, yo iré a castigarte y quitaré tu candelabro de su lugar.
2:6 ’Lo que me gusta de ti es que, lo mismo que yo, odias lo que hacen los nicolaitas.
2:7 ’Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios les dice a las iglesias. ’A los que triunfen sobre las dificultades y no dejen de confiar en mí, les daré a comer el fruto del árbol que da vida. Ese árbol crece en el hermoso jardín de Dios.’”
1. Jesús sostiene las estrellas en su mano, El tiene total control de la Iglesia, nada se le escapa, nada lo toma por sorpresa, de aquí que conozca y elogie los puntos fuertes y exhorte acerca de las debilidades de la iglesia en general, pero de cada creyente en particular; El es el Omnisciente.
2. Qué fortalezas tenemos? Obedecer al Señor trae dificultades, de hecho, entre más lo obedezcamos más nos va a rechazar el mundo y más oposición nos va a ofrecer: El Señor espera de cada uno de nosotros que perseveremos a pesar de y por encima de la oposición y las dificultades.
3. Sean santos como su Padre es Santo, estas son palabras de Jesús que aún resuenan, la iglesia debe ser santa, yo debo ser santo; tenemos al Espíritu del Señor para poder serlo, pero se requiere que cada uno tome la decisión de serlo de verdad. Sin santidad NADIE verá a Dios, nuestra Esperanza Bienaventurada es encontrarnos cara con el Rey de Goria (Tit 2:13; Sal 24). Para lograrlo necesitamos ser santos, necesitamos que cada paso que demos sea con la guía, la luz, la dirección y la fuerza que nos da el Espíritu Santo, y El nos va mostrar y convencer de nuestro pecado, no para condenarnos, sino para que lo reconozcamos y nos arrepintamos, es decir para compongamos nuestro caminar con Dios. Dios es muy fácil de agradar, pero muy difícil de complacer. El se agrada de todos nuestros esfuerzos y pasos para acercarnos a El y obedecerlo, pero solo quedará complacido cuando seamos perfectos, santos como El lo es, como Jesús, nuestro modelo, lo es.
Rom 12:11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;
La salvación es gratis, pero hay cosas en donde debemos esforzarnos, ser diligentes, y cuando el Espíritu nos muestra y confronta con nuestro pecado debemos decidir resueltamente cortar con ese o esos pecados y decidir obedecer al Señor, El es fiel y nos dará la fuerza y el valor necesarios para hacerlo, no por un momento, sino de por vida, y no como la esposa de Lot que se quedó mirando hacia atrás, a lo que dejó en ese mundo condenado; yo no quiero terminar siendo estatua de sal.
4. Cuando el Espíritu nos muestre nuestro pecado, qué debemos hacer:
- Recuerda: recordar quiénes y qué éramos antes de conocer a Jesús, todo lo que El ha hecho por nosotros, cómo nos cambió la vida; esto implica ser agradecidos y humildes reconocer que se lo debemos todo a El y que El es bueno y fiel y busca lo mejor para nosotros sus hijos.
- Arrepiéntete: no es solo reconocer nuestro pecado y dolernos por ello, sino tomar la firme decisión delante de Dios de darle la espalda y dejarlo atrás, eso ya tiene má cabida en nuestra vida, solo lo que viene de Dios.
- Vuelve a practicar: es decir, yo ahora renuevo mi decisión de obedecer a Dios, de hacer las cosas y vivir la vida no a mi manera, (como se de la gana: esto es EL PECADO de que nos habla Pablo en Romanos), sino a la manera de Dios porque se que El es bueno, quiere lo mejor para mi y Su Espíritu me convence y me guía.
